lunes, 21 de marzo de 2011

La soledad es un arma cargada de seguidores

A pesar de mi férrea oposición a participar en días funestos o célebres de la historia, hoy decidí ir al cementerio central para recordar el día mundial de la poesía. En un viaje atenuado por la lluvia, que a más de un Bogotano ha convertido en cliente frecuente de CapiDrogos, pasó por mi mente el poeta Gabriel Celaya y su obra "La Poesía es un arma cargada de Futuro". 

Algo anacrónico, pensé si Celaya en algún momento imaginó ver el siglo XXI con su pluma posguerra para poder escribir "La poesía es una madre cargada de huérfanos" o "Las armas son las únicas que tienen futuro" para estos tiempos de tsunamis nucleares gringo-asiáticos y manipulación de emociones mercadólogas.

Indudablemente, la poesía ha mutado a niveles degenerativos: Desde el poetuitero que genera spam EMOcional malintencionado y con alto contenido cocainesco (de allí que la Unesco fomente su celebración) hasta las campañas de lectura masiva de autores para recordarnos que vivimos en una "Sociedad de los poetas muertos".

Ya que estaba en el lugar donde yacía León de Greiff, me pregunté: ¿cuál será el futuro de la poesía en un mundo urgido de Ricardos Sangronas?

El Antecedente

Desde lo "musical" se ha propuesto el asesinato selectivo de las figuras literarias que a través de los siglos fomentó la poesía. La llegada de la nueva trova ( Sí, la que ocasionalmente invoca Silvio Rodríguez y confundimos con metáforas o hipérboles) la mundialización de la música Pop-ó Ingle entre otros fenómenos estimularon el desinterés de los herederos del 11 de septiembre en lo enriquecedor y fulminante de las estrofas o sonetos que podrían desarmar el más gélido corazón o cóncavo cerebro.

El Presente perpetuo

Ya que esta no es un industria que apasione a más de un empresario, la apatía del mercado privado y estatal hacia este producto intelectual repercute en la cada vez más apática vida del joven, que al igual que en la religión, es profeta del poeta, más no de la poesía.

No es ni será de extrañar que un estudiante o profesional, al preguntarle sobre sus poemas favoritos, termine parafraseando "Óleo de una mujer con sombrero" o "Mujeres" y con vehemencia haga sus pintorescas dedicatorias a sus prospectas enamoradas con los acordes de Justin Gayber, dependiendo de su decadencia personal, Don tOmar o el PaseABordo.

Por último, sólo compartiré este poema de Francisco de Quevedo, interpretado por Paco Ibañez, y con tono funerario, despedir este día mundial de la poesía.

Es Amarga la Verdad




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